domingo, 23 de julio de 2017

ALPARGATA

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 36 – 13/07/2017
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos “Decires de la campaña”.

Si la bota de potro fue el calzado por antonomasia que caracterizó al gaucho de chiripá durante el siglo 19, hubo un calzado introducido por la inmigración temprana, que poco a poco fue ganando su propio lugar, y hasta la actualidad ha llegado vigente, usándosela no solo en el ámbito rural, sino también en el pueblo, y ese calzado es la “alpargata”.
Todos sabemos que la misma ingresó al país de la mano de los vascos -quienes también aportaron la boina-, y esto habría ocurrido -aproximadamente- en la década de 1830, pero… curiosamente, el historiador Don José Luis Busaniche, en su libro “San Martín Vivo”, recuerda aquella famosa anécdota del Padre de la Patria, que relata sobre el día en que violando las normas quiso ingresar a un taller de explosivos y polvorín, de uniforme y botas granaderas con espuelas, siendo impedido de hacerlo por el centinela allí apostado, quien por dos veces le negó la entrada; tras retirarse, el General mudó su uniforme por ropa civil y calzando “alpargatas” se presentó ante el mismo centinela quien ahora sí le facilitó el ingreso. Lo curioso de este recuerdo que nos trae Busaniche, es que esto ¡ocurrió en 1816! Se podría pensar que Don José ya tenía de su vida en España la costumbre de usar dicho calzado, y que quizás entre sus petates trajo a su regreso pares de “alpargatas” para su uso.
En definitiva, la “alpargata” es un modesto calzado confeccionado en loneta, con suela de yute, esparto o cáñamo, históricamente de color negro, azul y blanco, las dos primeras de uso diario, para el trabajo, siendo las blancas, las de dominguear o andar ‘paquete’. También existe un modelo con cordones, por lo general azules y ribetes blancos con cordones del mismo color.
Su origen sería una derivación de una sandalia egipcia, luego modificada por los romanos, y llevada más tarde en España, al formato que le conocemos conociéndosela también con el nombre de “espardenya”. La expresión que nosotros conocemos deriva de la voz pre romana “abarca”, y de ahí al árabe hispano “alpargát”.
La primera gran inmigración vasca se produjo hacia 1835 y hasta 1853, y a partir de entonces comenzó el abastecimiento del citado producto que venía de la vieja España, y poco a poco, al ir desapareciendo las manadas de yeguarizos cimarrones, al no resultar tan fácil hacerse de unas botas de potro, agregado a eso el bajo costo, poco… a poco… la “alpargata” comenzó a calzar las patas del hombre de campo… y a veces también del indio. Y si no, veamos…
Dice el historiador azuleño Don Alberto Sarramone en su libro “Catriel y los indios pampas”: “…en Mayo de 1857 se resuelve trasladar, militarizada, a su nueva ubicación, a la tribu de Juan Catriel, a quien se le confiere el título de coronel uniformado y a Cachul, el de capitán, igual que a todos los capitanejos, uniformándeselos de la siguiente manera: bombacha grancé o chiripá, blusa azul con las insignias de su clase, quepis de guardia nacional y botas. Se los armó de sable y la tradicional lanza. A la tropa se la vistió con chiripá azul, camiseta de grancé, poncho, alpargatas y sombrero, con una insignia que indicaría su clase”.
Pero también los soldados supieron de uso, y es así que don Justo P. Sáenz (h), nos cuenta que en 1861, la infantería porteña en la batalla de Pavón, iba calzada de “alpargatas”.
Y esto no debe extrañarnos porque ya antes, en España y en 1694, por real decreto se impuso su uso a las tropas de la corona catalanoaragonés.
Allá por 1870, nos cuenta el oriental Fernando Assuncao, el vasco Juan Etchegaray comenzó con la producción local instalando su fábrica en Buenos Aires sobre la Calle Larga, y en 1890 extendió su fabricación con una planta instalada en Montevideo.

En nuestra campaña fueron también populares las “alpargatas bordadas”, y éstas, según alguna vez leí o escuché no recuerdo ahora a quién, eran producto del trabajo de bordado que hacían los presos de la cárcel de Dolores. 
(Las décimas de "Las Alpargatas" se pueden leer en el blog "Poesía Gauchesca y Nativista")

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