domingo, 14 de enero de 2018

FOGÓN

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 55 – 14/01/2018
Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos “Decires de la campaña”.

Indudablemente es una de las palabras más usada en el ambiente rural, y no por antigua ha caído en desuso, y a más es considerada como genuinamente criolla, ¿quién lo duda? Pero bueno… nos equivocamos: cierto que es muy antigua, tanto!, que deriva de la voz latina “focus”, que representa al “fuego”. Y éste, el fuego, ha sido esencial para el desarrollo de la especie humana. Allá en el origen de la historia de los tiempos en que ya el hombre estaba presente, lo conoció, se asombró y también se asustó, a través de fenómenos naturales: erupciones volcánicas, rayos, incendios.
El hombre lo comenzó a aprovechar aún antes de saber encenderlo, tomándolo de algún fenómeno natural, y procuró conservarlo, alimentándolo, para que no se le extinga. Luego aprenderá a golpear dos piedras para provocar una chispa, y también a frotar dos madera secas, y obtenido el fuego quizás su primer uso fue el de iluminar, y recién luego el de cocinar.
Cuando el conquistador llegó a estos lares, también sabían usarlo los naturales. Lo que aquel aportó -el español- fue esta denominación de “fogón” que hoy nos convoca. Fundamentalmente designa al fuego de leña que se hace en el suelo y a la intemperie, y esto así dicho, lo reconoce la Real Academia Española como cuarta acepción de la palabra, definiéndola como “americanismo”.
En las largas marchas de las tropas de carretas atravesando la geografía patria de norte a sur y este a oeste, se armaba un “fogón” cada vez que se hacía un alto en el camino; en él se calentaba el agua para el mate, se cocían los alimentos, y servía como sitio de reunión.
Lo mismo ocurría cuando en la pampa sin alambrar, en ‘campos de pa´juera’ se comenzaba poblar una nueva estancia: se llegaba con la tropa de hacienda al sitio elegido para formar querencia, se plantaba un palo o un poste de fierro para que sirva de rascadero, y en su defecto, si se podía, se ubicaba una gran piedra de sal para ser lamida por los animales, mientras que distante de allí, otros paisanos, en el sitió más protegido que encontraban, armaban un gran “fogón” que sería permanente, y en sus alrededores se establecían los hombres que estaban en esa campaña. Ese sería “el real”, el asentamiento principal, hasta que llegase alguna tropa de carretas con los elementos necesarios para alzar los ranchos.
Establecida la estancia y edificada las poblaciones, un rancho sería ‘la matera’ o ‘la cocina’, y ahora “el fogón”, ocupante de la parte central de esa construcción, ya no estará bajo el cielo, sino: bajo techo, y así será la sede habitual para la reunión de compañeros de trabajo y de amigos junto al fuego, rueda de paisanos que sin altivez capatacea el mate, y en la que taya el silencio cuando está listo el charrusco.
En aquellas yerras de antaño, que duraban una semana, lo primero que se armaba era el “fogón” en el que se calentarían “los fierros”, el que sería responsabilidad de un hombre que se llamaba “fogonero”
Y aún hoy, ese fuego que encendemos en el lugar en que se está trabajando, para asar una tira de asado, o el mismo que se arma cuando vamos a una fiesta criolla, o porque andamos en una marcha a caballo, ese, sigue siendo el mismo “fogón” de antaño.
Valga la opinión de alguien que lo conoció mejor que uno, Lucio Mansilla, que en su “Excursión a los Ranqueles” dijo: “El fogón argentino no es como el fogón de otras naciones: es un fogón especial. Es la tribuna democrática de nuestro ejército. Es la delicia del pobre soldado después de la fatiga. Alrededor de sus resplandores desaparecen las jerarquías militares. Jefes superiores y oficiales subalternos, conversan fraternalmente y ríen a sus anchas”.
Y ese Artemio Arán que tantas veces hemos citado, lo definió: “Es abierto libro de leyenda, que en llamaradas rojizas puntualizó referencias que ofrenda la tradición”.

Ilustramos con la inspiración de Don Pedro C. De María, justamente titulada “El Fogón” (los versos se pueden leer en el blog "Antología del Verso Campero")

1 comentario:

  1. DECLARADO DE INTERES LEGISLATIVO... EL LIBRO ASADO DE TIRA. CLASICO ARGENTO Y ORGULLO CAMPANENSE




    ASADO DE TIRA. CLASICO ARGENTO Y ORGULLO CAMPANENSE

    El autor, nos contó que ya está a la venta en librerías, pero también
    es posible adquirirlo a través de mercado libre. “La tira de asado
    nació aquí, en el primer frigorífico de Sudamérica, ya que a la hora
    de fraccionar los ingleses sólo exportaban los cuartos traseros y
    delanteros”. Así Claudio Valerio argumenta en este libro que el asado
    de tira nació en la ciudad de Campana.
    Luego de tanto “cocinarlo” se presentó en la 44° Feria del Libro el
    libro “Asado de tira”. En el mismo, el Ing. Claudio Valerio estudió y
    escribió los orígenes de este corte y lo fundamenta con datos del
    porqué ocurrió en la ciudad de Campana.
    Por medio de investigaciones da cuenta de que en el año 1882 se
    comenzó a utilizar el costillar ya que hasta ese momento era
    desechado.
    Este trabajo, respecto al asado y a la cultura de la alimentación para
    los pueblos del mundo, también se puede adquirir en la librería
    Byblos, de Campana, y también estará disponible en Italpast y en la
    Parrilla Don Antonio de la misma ciudad.
    “En el libro se trata el origen del asado de tira que ocurrió en
    Campana. Mi teoría, y lo cuento en estas páginas, está asociado al
    primer frigorífico de Sudamérica que se instaló en Campana”, arrancó
    el escritor.
    Además Claudio Valerio argumentó: “La tira de asado se fraccionó aquí
    debido a que los ingleses sólo exportaban los cuartos traseros y
    delanteros. Por ende, los costillares eran desechados. En su momento,
    los guachos que trabajaban en los frigoríficos, muy inteligentes
    ellos, aprovecharon ese corte y así se creó el asado de tira”,
    concluyó adelantando algunas de sus investigaciones.
    En su libro, Claudio Valerio permite leer y profundizar los porqué lo
    han llevado a llegar a este descubrimiento que hace al patrimonio
    cultural, como también lograr que su hallazgo tenga reconocimiento
    nacional, sin que ello signifique lucimiento personal. Además, con la
    presentación formal de su trabajo, se pretende institucionalizar la
    “fiesta nacional del asado de tira”, para que pase a caracterizar al
    Distrito de Campana.

    El libro "ASADO DE TIRA" fué "Declarado de Interés Legislativo" por el
    Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Campana, según
    resolución N° 1985 del 8 de mayo de 2018.

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